lunes, 8 de mayo de 2017

Crhristian Palomino, Carta a Sergio Hernández


Para: Sergio Hernández

Me place compartir de nuevo este intercambio de ideas por medio de correspondencias. Amigo mío, también pienso que debemos enfocarnos en conocernos a nosotros mismos, pero pienso que también esta labor exige mucho de nosotros mismos. Claro, es un esfuerzo que vale la pena, pero considero que mientras pensamos en nosotros y configuramos nuestro pensamiento, no debemos olvidar en dónde desempeñamos esa labor. Con esto quiero decir que, a pesar de emprender una búsqueda de este tipo, el entorno y las personas que lo habitan pueden dificultar esta labor. Mientras nos buscamos a nosotros mismos debemos tener cuidado de no estar buscando otra cosa, pienso que es fácil hacernos una idea toxica de nuestra posición en este mundo, pues hablar de que haya alguna posición completamente errada me parece un poco presuntuoso. Así que, siempre y cuando lo que reflejemos en nosotros y lo que nos constituya, sea cierto, imponerlo o buscarlo en otros puede resultar perjudicial para nuestros intereses. Pero también es cierto que frente a los otros o en el contacto con los demás, es posible que se haga más clara nuestra propia visión de nosotros mismos, rechazando todo lo que nos limite y subyugue.

Mientras vivimos nuestra propia vida frente a nuestro entorno, y frente las vidas de los demás, posteriormente, pienso que en algún momento nos sobrepondremos a todo eso para priorizar solo nuestra vida. Las paradojas y contradicciones del mundo nos mantienen despiertos y atentos para no dejarnos engañar. “El hombre que más ha vivido, más no es aquel que cuenta con más años, sino aquel que ha sentido más la vida”. Una contradicción que expone Rousseau, pertinente para motivarnos a vivir en el sentido vitalista del término.

La displicencia para ser activo -en el sentido nietzscheano del término-, nos reduce las posibilidades y pienso que también nos limita a solo preocuparnos por articular pensamientos aparentemente razonables y reducirlos a simple producción discursiva. Pienso que siempre hay algo más, siempre se nos olvidan otros tipos de expresiones para suprimirnos y limitarnos a las simples oratorias. ¿Qué ha pasado con la música, el arte y otras manifestaciones? Una canción o un grafiti muchas veces dice más que alimentar nuestros egos frente a un público en un coloquio. Qué desagradable tener la necesidad de convencer a los asistentes a una conferencia, qué afán de hacer que todos estén de acuerdo conmigo. Se dice que no se busca una verdad absoluta, pero hacemos de nuestras tesis pequeñas verdades aparentemente absolutas. Dejamos de buscar la “verdad”, para revolver el mundo con “verdades”. Pienso que es totalmente absurdo, parafraseando a Fanon y agregando la palabra razón “para qué quiero que me consideren inteligente [o razonable] si antes de salvar vidas, las destruye”.

“Vivamos, ya que esta vida carece de sentido” dice Cioran. Mientras nos aferremos a menos verdades, pienso que es posible ser más creativos. Aunque es cierto que la razón está tan impregnada en nosotros que muchas veces se apodera de nuestras expresiones. ¿Piensa usted que la razón está implícita en el ser humano? ¿Qué papel juega la irracionalidad en la filosofía? ¿Creería usted que si la razón ha configurado el mundo tal como lo conocemos, es necesario empezar a pensarnos otras alternativas para romper ese esquema? ¿Cómo podríamos hacerlo?

Espero que de la lectura de esta carta surjan otras cosas,

De: Crhistian Palomino

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